Escuchar una canción de notas amargas mientras
se besa de manera dulce y entrecortada a ese chico de al lado. Mi chico de al
lado. Podía sentir como si se derramara el exquisito elixir en mis labios.
Elixir al que me volvía cada vez más adicta y al que sabía que, una vez que lo
haya perdido, tarde o temprano lloraría y sufriría por el... Y aún así no podía
resisitirme volver a él una y otra vez, siendo que sé que lo perderé.
Elixir maldito.
Elixir tentador...
Las canciones cambiaban. Un tango. Un vals.
Vals con notas de piano que me hacía perder
cuando él las interpretaba en mi brazo, como si éste fuera un teclado.
Senti como me resbalaba entre las notas de ese
vals y, si bien solo estábamos sentados en un banco de una plaza cualquiera, no
pude evitar undirme en sus labios. Y de sus labios a su cuello.
Esto nunca me había pasado. Suspirar en un
beso. Sentir que nada más importa mas que ese beso tácito que se expresa en el
suave rose de dos bocas que están cerca pero que apenas se tocan.

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